Se le extraían las entrañas y se iba despiezando las distintas partes menores; se extraían pequeños trozos que se asaban en la lumbre y se comenzaba a las primeras degustaciones. Recuerdo de lo bueno que estaba el hígado y la asadurilla que también era de lo primero que se probaba, una vez dado al veterinario  una parte para analizar, y al cura también se le daba.  Por la noche y hasta el día siguiente se dejaba el Cerdo abierto y colgado para que se oreara.

          Al día siguiente se procedía al despiece. Los magros (lomos, costillas) se freían y se metían en orzas o tinajas, los jamones se solían apartar y curados con sal y adobo debidamente según su tamaño y peso, eran una de las partes que una vez curados tenían más aprecio. Los trozos menores se aprovechan para hacer los chorizos y las botagueñas.

 

clemente nebreda blanco